Lo opuesto a una Cultura de la Violación es una Cultura Afectiva

Lo opuesto a una cultura masculina de la violación es una cultura masculina afectiva: hombres* aumentando su capacidad de dar cuidados, y alcanzando su plenitud.

El caso Ghomeshi vuelve a estar en las noticias, y con ello la idea de acosos sexuales violentos vuelven a aparecer en las mentes y conversaciones diarias de las personas. Claro que la violencia está mal, incluso cuando el sistema judicial para lidiar con ello es un desastre. Esa parte parece evidente. Provocativa, pero evidente.

Pero hay algo mas grande aquí. Me está costando ver como sale a la luz la imagen completa en este frottage, cuando solo algunas partes se hacen visibles con el tiempo.

Hay un meme que está circulando por la red que dice “La violación es una cuestión de violencia, no sexo. Si alguien te golpeara con una pala, no lo llamarías jardinería”. Y es cierto. Pero solo es la superficie de la verdad. Las profundidades dicen algo más, algo sobre la violencia.

La violencia es el cuidado del revés.

Están conectados, deben estar contactados. Violencia y cuidado son las dos cara de una misma moneda. Me cuesta entenderlo incluso mientras lo escribo.

La compasión por unx mismx y la compasión por lxs demás crecen juntas y están contactadas; esto significa que que haya hombres que busquen y recuperen sus piezas perdidas es algo sanador para todxs. Si muchos hombres crecen aprendiendo a no amarse a si mismos, aprendiendo que sus necesidades sanas de apego (seguridad emocional, cuidados, conexión, amor, confianza) son débiles y están mal – que los apegos, o la seguridad emocional, de cualquier persona son débiles y están mal- puede llevar a dos variables.

  1. Es posible que no sepan experienciar a las mujeres como personas íntegras con necesidades y emociones inteligibles (de autonomía, de seguridad emocional, de armonía, de confianza)
  1. Es posible que sean menos capaces de entender sus propias necesidades de conexión, llevándolos a transmutarlas en formas más distorsionadas pero socialmente validadas.

Por ello, para sanar una cultura de la violación los hombres desarrollan capacidades de cuidado masculinas: el cuidado y recuperación de su verdadera persona, y cuidados hacia personas de diferente género en su entorno.
Poco a poco estoy descubriendo un secreto: los hombres que conozco que son amantes, padres, compañeros, amigos cercanos a sus amigos, excepcionalmente afectivos y dados a los cuidados que saben hacer que una persona se sienta segura, apenas tienen medios por los cuales aprender y compartir esta cualidad difícilmente adquirida con otros hombres. Puede que tengan un ejemplo a seguir en casa, si tienen suerte, en la forma de un padre excepcionalmente dado para los cuidados, pero si no tienen este modelo han tenido que averiguarlo todo solos, a base de ensayo y error, o aprendiendo de mujeres y no de hombres. Esto da forma a todo: suposiciones sobre la importancia de las necesidades, cómo uno debe responder a ellas, cómo se siente la cercanía, cómo amar tu propia alma, y qué tipo de cuidados deben llevarse a cabo en un espacio íntimo.

Mientras tanto, los hombres que conozco que son buenos de corazón, y que se han adelantado en su proceso de convertirse en sus propios modelos de amor propio y en aprender a dar cuidado y nutrir a otrxs, no tienen a otros hombres a quien consultar en dicho proceso. Crecer implica que crezca el sufrimiento, por supuesto, pero el camino puede ser mas agradable cuando uno no se ve forzado caminar solo.

Los hombres no se hablan entre ellos sobre formas de cuidado: hacerlo es demasiado íntimo, o los códigos de masculinidad hacen que sea algo demasiado aterrador. Si no pueden preguntar ni aprender los unos de los otros- si ni siquiera pueden encontrar otro hombre en sus vidas abiertos a este tipo de conversaciones- entonces, ¿cómo aprenden?

Los hombres tienen capacidades de sanación particularmente masculinas y particularmente sanadoras. Muchas veces no son plenamente conscientes de esta profunda facultad que poseen y de lo beneficioso que es para la gente que los rodea, ya sea familia o amigxs.

Por ello, para transformar radicalmente  esta cultura misógina, los hombres deben hacer más que ‘no acosar’. Debemos hacer un llamamiento a que la masculinidad se vuelva plena y dada a los cuidados de uno mismo y lxs demás, a que reconozca que las necesidades de apego son sanas y normales y no ‘femeninas’, y a que, por ello, espere que los hombres se sanen a ellos mismos y apoyen a otrxs de la misma forma que esperamos que las mujeres sean ‘las que cuidan’. Es hora de que los hombres reconozcan y nutran sus propios dones de apoyo y sanación.

En el libro de Ursula K. Leguin titulado Gifts (Dones), una cultura entera vive bajo las normas de lo que conocen como ‘dones’ -poderes para causar daño- que poseen algunxs de sus miembrxs. Unas familias tienen el don de Deshacer, con el cual pueden convertir la tierra de un campesino en un ennegrecido páramo, o un cachorro en un saco de carne desintegrada. Otros poseen la capacidad de crear enfermedades debilitadoras, o ceguera, o el don de llamar a animales para ser cazados.

Llegando al final del libro el niño protagonista ha luchado en contra de todas las indicaciones de su cultura para darse cuanta de algo profundo y fundamental. El don de Deshacer es en realidad el de Hacer del revés y convertido en un arma. El don de llamar a animales es convertido en una forma de cazarlos cuando, en realidad, debería ser una manera de ayudar a lxs humanxs a entender a los animales y a vivir en armonía con ellos. Las enfermedades debilitadoras son el uso contrario de un don que sirve para curar enfermedades y aliviar la vejez. Finalmente le pregunta a su hermana y gran confidente: ¿y si estamos usando nuestros dones al revés? ¿para hacer daño en vez de para ayudar? ¿y si se supone que los deberíamos de haber usado de forma contraria?

En la cultura de ese niño no hay nada que le hubiera afirmado sus preguntas. Su sociedad entera ha crecido con miedo a esos dones convertidos en armas. Sin embargo, ha visto a su padre usar el don de Deshacer ‘al reverso’ para deshacer suavemente un nudo o para arreglar una verja chirriante. El don de su amiga también le hace sentir aversión hacia la idea de cazarlos, una aversión que debe aprender a dominar para satisfacer las expectativas de su cultura. Estas imágenes le despiertan la curiosidad hasta que logra encontrarles el sentido; tiene que luchar para ver la verdad sin una sola señal o un guía que le ayude a encontrar este conocimiento. En su mundo nada le refleja esta realidad, y sin embargo es real. Al principio apenas lo puede creer ni entender.

Algo curioso ocurre cuando buscas ‘hombre reconfortando a una mujer’ en Google. Muchos de los resultados de busqueda mas visitados van de mujeres apoyando a hombres. (Pruébalo.) La búsqueda sugerida también dice: ‘cómo cuidar a un hombre, cómo cuidar a un hombre cuando está estresado, cómo cuidar a un hombre cuando está molesto’. Al parecer hay muchas personas en el planeta tierra que están buscando en Google cómo apoyar a hombres…y no tantas están buscando cómo apoyar a  mujeres. Es extraño, ¿verdad?, teniendo en cuenta que esta cultura ve a las mujeres como ‘las emocionales’ y a los hombres como los fuertes. Quizás algo esté del revés.

Intenté recordar una imagen mental en el que pudiera apreciar como los hombres me han consolado, que para mi es la imagen mas íntima de un hombre envolviendome con sus brazos, piel con piel, como con un recién nacido, meciéndome o cantándome, permitiéndome ser mi yo mas vulnerable, agarrada con seguridad. Ahí cuando se necesita, cuando importa. Solo puede dar con una imagen que se parecía remotamente a la versión auténtica.

¿Puede ser que no haya muchos hombres con modelos a seguir sobre cómo cuidar, apoyar, alentar y, por tanto, dar fuerza a las personas que les importan? Si por alguna razón no tienes un ejemplo a seguir profundamente afectivo en tu casa, ¿dónde aprenderías a cuidar y apoyarr? Uno de los resultados mas vistos de la búsqueda anterior es un artículo de humor sobre cómo es de aterrador y confuso cuando una mujer llora y sobre cómo los hombres no saben qué hacer en esas sitiaciones. ¿Puede ser que aquellas cosas que nos son naturales – coger a la persona, mirarle con amor y aceptación, traerle comida, un té caliente, o medicina- que son terreno desconocido para algunxs, no pueden siquiera ser imaginados, y, menos aún, llevados a cabo de forma consistente?

Para mí toda estas cuestiones están conectadas. Y aquí es donde entra mi amiga Rebekah, una teatroterapeuta, que un día me dio los libros Hold me tight (Abrázame fuerte) y A General Theory of Love ( Una teoría general acerca el amor), y me fascinaron. Aquí es donde entra en juego la teoría del apego. Se paciente conmigo, ya que esto requiere un poco de conocimientos previos -un rápido resumen de estos libros- antes de que pueda seguir adelante.

Teoría del apego: lo ultimo en neurociencia.

Según  Hold Me Tight y A General Theory of Love, las últimos avances de neurociencia han transformado radicalmente nuestros entendimientos sobre las relaciones humanas, desde el nacimiento hasta la muerte. Lo que antes se conocía como el ‘inconsciente’ de Freud realmente está ubicado en el cuerpo, en un lugar que se puede conocer. Entendimientos específicos sobre cómo funciona el cerebro límbico han sustituido viejas ideas acerca del amor como ‘misterio’. Al parecer aproximadamente un 50 por ciento de la población, personas de todos los géneros, tienen un tipo de apego seguro: fueron criadas por madres y padres receptivxs, perceptivxs que reconocieron su necesidad de salir y explorar el mundo y también su necesidad de volver y ser cuidadxs, y que respondieron de forma afín y a tiempo a ambas necesidades. Según A General Theory of Love, esta experiencia de afinación, -de tener todas sus necesidades de desarrollo satisfechas de manera armónica- literalmente da forma a su cerebro límbico.

A estas personas, una vez adultas, les resulta cómoda y disfrutable la cercanía,  desean intimidad sin dificultad, y saben como crear vínculos de apego seguros en los cuales surge de forma natural la autonomía y donde los cuidados diarios se dan por sentados. Esto da forma al cerebro de manera material, psicológica. Así es como se crea un vínculo de apego seguro: a través del afinamiento diario con las señales sutiles de otras personas, y con abundante amor y cariño al mismo tiempo que lxs dejas ir y venir cuándo y cómo necesiten. En este tipo de conexión sabes que tu hogar estará siempre ahí para ti por lo que te sientes cómodo saliendo al mundo, retándote, probando cosas nuevas y aterradoras, por que sabes que puedes volver a un hogar seguro cuando lo precises.

Personas con un tipo de apego seguro saben cómo dar cuidados y ser de apoyo lxs unxs a lxs otrxs cuando se necesitan, por lo que saben de forma natural cómo crear autonomía sana e intimidad sana, que surgen de forma equilibrada mientras se van sintiendo cómodxs y van creando confianza. Personas de apego seguro se sienten cómodas estando vulnerables; han tenido experiencias positivas de confianza. No puede existir el placer de la confianza sin el riesgo de la vulnerabilidad, dejando ver tu yo verdadero y sintiendo como otrxs te captan, reflejándote, apreciándote y dejándote ir, cuando estas ahí de forma plena, visible, abierta.

Como cuando caminas sobre hielo por primera vez o te sientas en una silla nueva, al principio tus músculos están tensos, esperando a ver si el suelo bajo tus pues es firme o si te vas a caer. Si el hielo siempre a sido resistente, o nunca se ha roto una silla al sentarte en ella, puede que des por hecho que puedes dejarte caer relajadamente en la silla, o que puedes lanzarte al hielo y patinar. No tienes ninguna razón por la cual pensar de otra forma. Sin embargo, si una silla se ha roto al sentarte en ella alguna vez, puede que te pienses mucho el volver a sentarte en ella de nuevo, y puede que tardes en relajarte en su estructura segura. Si en tu vida la silla nunca ha estado para ti , a lo mejor decides que sencillamente no necesitas sillas y que prefieres quedarte de pie. Estos son tipos de apego inseguro.

Seguro, Ansioso, Evitativo

La cienca del apego también ha descubierto que el 50% de la población tiene tipos de apego inseguros; que se divide en 23% de tipo ansioso y 25% de tipo evitativo. El tipo evitativo se subdivide en ansioso-evitativo y resistente-evitativo. Un porcentage muy pequeño de la población, alrededor del 3%, tiene un tipo ‘desorganizado’, que es una mezcla de los otros tipos.

Las personas con un tipo de apego ansioso buscan de forma activa la cercanía y tienen miedo a perderlo, y les cuesta mas saber y confiar en que pueden contar con su pareja cuando lo necesiten. Puede que sus sillas se hayan roto varias veces, o que en una relación fomativa previa eso haya sido significativo. Sus cerebros límbicos y el total de sus sistemas nerviosos automáticos están construidos de forma diferente a aquellos con un tipo de apego seguro. Necesitan mas consuelo y cuidados para sentirse seguros, así como para disfrutar de mucha cercanía, sobre todo con una nueva persona de confianza -aunque tienen la misma necesidad de autonomía que cualquier otra persona, y surge a medida que se sienten seguros. Presentan ‘actitudes de protesta’, es decir, se sienten molestxs, intentan buscar cercanía si no pueden recibirlo al pedirlo directamente. Sin embargo, una vez estén y se sientan seguros, son excepcionalmente leales y amorosamente afectivos y sienten una gratitud y lealtad inmensas hacia aquellxs que les proporcionan esa seguridad.

Las personas con un tipo de apego preocupado-evitativo ansian cercanía pero no saben mostralo, y lo mostrarán, en cambio, a través de berrinches o de silencio, con la esperanza de que sus parejas adivinen que lo necesitan. Pueden llegar a identificar sus necesidades con una pareja amorosa que les de seguridad, pero les será muy difícil llegar a hacerlo.

Las personas con apego de tipo resistente-evitativo también tienen la necesidad de intimidad -todxs lxs mamiferxs tienen esta necesidad grabada en su cerebro límbico- pero en algún momento de su primera infancia transicionan por completo a creer que son autónomxs y que no tienen la necesidad de intimidad. Deciden que si la silla no va a estar par ellos se quedarán de pie; un ‘Gracias, pero no’. Pueden llegar a abrirse y sentirse seguros a medida que cobran consciencia de sus ideas distorsionadas sobre la intimidad, pero al ser tan difícil para ellxs necesitan mucho tiempo, espacio y compasión.

Habiendo contundentemente reprimido sus necesidades de apego, esta gente puede haber aprendido a una edad muy temprana a actuar como si todo estuviera ‘bien’ para mantener cerca a una figura de apego resistente, o puede que hayan aprendido a crear comunicación no-verbal constantemente para mantener a figuras de apego disonantes, invasivas o  despreciativas a una buena distancia. Puede que se sientan sofocadxs o atrapadxs cuando alguien se acerca demasiado, y de froma inconsciente e involuntaria usarán ‘estrategias de desactivación’ – comunicación corporal y expresiones faciales- para decirles incluso a sus personas más íntimas que se ‘alejen’, incluso en las situaciones mas íntimas.

En otras palabras, las señales no-verbales que otras personas usan con desconocidxs en el metro para mantener cierta distancia son la forma de comunicación diaria que usan las personas con apego resistente-evitativo con su familia mas cercana, muchas veces sin ser conscientes de ello, lo cual puede ser muy confuso tanto para ellxs como para aquellas personas mas cercanas. Pueden sentir que no importa cuánto se esfuercen, aquellxs que les necesitan no se sienten apoyadxs. Pueden acusar a la otra persona y llamarles ‘dependientes emocionales’ sin darse cuenta de las señales no-verbales distanciadoras que emiten impidiendo un apego seguro, que a su vez provocan la aparición señales de ‘dependencia emocional’ en la otra persona.

Los cuidados y el apoyo, como nos muestra la literatura, reconocen y responden adecuadamente, en una danza viva, en movimiento, a las necesidades de intimidad y espacio de otra persona, aprendiendo a desenvolverse en una comunicación no-verbal límbica que conforta, consuela, y respira. Además de hablar abierta y honestamente, la calidad del cuidado que crea la sensación de seguridad ocurre en cada momento generalmente a través de señales no-verbales. El cerebro límbico no usa lenguaje pero lee los pequeños musculos alrededor de los ojos, los hombros, la respiración, la postura de otras personas.

Apego ‘Seguro Logrado’: donde los cuidados generan crecimiento.

Es posble cambiar tu forma da apego creando un apego ‘seguro logrado’ como adultx. Es posible crear un apego ‘seguro logrado’ entre dos personas de apego inseguro, pero lleva mucho más  tiempo, esfuerzo y compasión: ambxs tienen que reconocer que los cuidados son totalmente buenos y esperados.

Claro que, nada puede reemplazar el hablar las cosas y nivelarse con las personas con quien eres cercanx.  Nadie debría tener que saber leer mentes. Pero lleva más que sólo hablar para cambiar estos patrones. Quien es evitativx tiene que arriesgarse a abrirse y dejar ver su verdadera persona para poder dar y recibir cuidados, y la persona ansiosa tiene que confiar y dejar ir mas, sabiendo que quien es evitativx volverá. Ambos cambios son difíciles; las respuestas límbicas ocurren muy, muy rápido, por debajo del nivel consciente y a menudo fuera de lenguaje.

La forma mas fácil de crear un vínculo de apego ‘seguro logrado’es estando en una relación con alguien de apego seguro, y aprendiendo con ellxs sobre intimidad sana, en la cual las necesidades son respondidas a medida que van surgiendo. Sin embargo, lxs de apego seguro normalmente salen con pocas personas, hasta escoger una y asentarse pronto con ella. Saben crear un gran vínculo cálido hogareño. Lxs de apego evitativo tienden a preferir apegadxs ansiosxs, y lxs ansiosxs tienden a atraerles lxs evitativxs, porque ambos refuerzan las termpranas ‘normas’ sobre la ‘realidad’ – que es realmente mera casualidad, lo que ocurriera entre ellxs y sus cuidadorxs en ese entonces- establecidas en sus propios cerebros límbicos antes de los tres años de edad.

Sentir vergüenza o culpa por poseer un tipo de apego es totalmente inapropiado ni viene a cuento, ya que el tipo de apego que tenemos tiene su origen a una edad en la que somos demasiado pequeñxs para elegir. No es culpa de nadie. Sin embargo, la culpa puede ser muy convincente aún cuando es completamente innecesario, al igual que la naturaleza de la vergüenza. Puede ser increiblemente convincente para la persona sintiéndola aún cuando es completamente absurdo.

¿Qué tiene que ver todo esto con los abusos?

Ese resumen -de arriba- es lo que dicen los libros. Pero como el niño de Gifts (Dones), muchxs de nosotrxs estamos dándonos cuenta de algo más grande, intentando ver algo que apenas se está esclareciendo. Nuestra cultura no nos proporciona muchas señalizaciones. Yo estoy intentando unir las cosas.

Fundamentalmente, un apego seguro y sano es lo que permite a las personas proteger y cuidar el bienestar de otrxs de forma efectiva. Pemite que surga el don del afinamiento: reconocer cuándo alguien quiere cercanía y cuándo quieren espacio, no solo mediante preguntas sino también leyendo las sutiles señalizaciones no-verbales. Las formas de apego valen para cualquier género, claro, y la gente se puede combinar de cualquier manera.

Sin embargo, cuando las formas de apego son asociados a géneros concretos, podemos percatarnos de ciertos patrones que forman parte de un patrón mayor, y que, quizás, puedan ser entendidos como parte de la ‘respuesta’ a la pregunta sobre la violencia.

Personas con apego seguro son mejores a la hora de reconocer y estar agusto con este baile de acercamiento-alejamiento; son mejores a la hora de apoyar a otrxs a la vez que les permiten hacer lo que tengan que hacer. Saben muy profundamente que son amadxs y amorosxs, y por lo tanto están más predispuestxs a ser amorosxs y afectivxs hacia otrxs, tanto para estar ahí para ellxs cuando lo necestiten como fuente de fuerza y aliento, como para ser capaces de reconocer y honrar cuando alguien quiere o no quiere ser tocadx. La vergüenza es la que impide que esta capacidad surja.

Malinterpretamos la idea de vergüenza.

La ciencia del apego nos demustra que necesitamos que las personas nos sean espejos y contenedores. Cualquier cosa que llevemos dentro que no se vea reflejada, o sostenida en un marco de aceptación por otrxs, se convierte en una fuente de vergüenza, sencillamente por no ser aceptada. En este sentido la vergüenza es enteramente subjetiva. Todo esto está ocurriendo en nuestro cuerpo, debajo del nivel consciente, no en un ambiguo ‘inconsciente’ sino en una zona reconocible del cerebro. El cerebro límbico, que no tiene lenguaje.

La vergüenza y la culpa que no sa han sanadao ni han recibido atención se mantienen poderosas y, como un volcán, estallan de menares sorprendentes. Por ejemplo, la vergüenza puede llevar a que los hombres se construyan una coraza y huyan, o acusen a la mujer, o actuen a la defensiva en vez de ofrecer apoyo y aliento cuando alguien a quien quieren les necesita. Puede también llevar a que los hombres ignoren las señales que indican que alguien no los queire cerca.

Estas son las dos caras de un mismo sistema, y deben ser comprendidas de la mano, porque en una cultura donde no se espere que los hombres se hagan responsables de sus emociones, a las mujeres se les hecha la culpa debido a una vergüenza masculina no afrontada.

En otras palabras, parece muy posible que una culpa y vergüenza abondonadas en el subterráneo, interrumpan la armonización, y esto pude llevar a la incapzacidad o a la negativa de responder adecuadamente a las necesidades de otrxs, ya sean de cuidados o de espacio. Me refiero a la vergüenza muy profunda, estructural, que es tan vieja y profunda que ni siquiera aparece como algo en concreto. Simplemente se entiende como que ‘el mundo es así’, fijado en patrones en el cerebro límbico. Este tipo de vergüenza se esconde, no se percibe como algo en particular, hasta que se cuestiona con compasión y curiosidad, profundamente, y en compañía segura.

Apegos de tipo ansioso y el misterio de las relaciones humanas.

En una cultura patriarcal, misógina, estos dos desequilibrios (que son comunes a todx humanx), cuando se dan en los hombres, reacaen en la mujer en forma de culpa y misoginia cuando los hombres no hacen su propia sanación emocional.

Estoy viéndole el sentido a todo esto, poco a poco, mientras veo emerger el patrón. Por ejemplo: hombres con un tipo de apego ansioso se pueden sentir afligidos cuando una figura de apego inteneta alejarse un poco, o mucho, y puede que no desarrollen la capacidad sana de reconocer y responder adecuadamente a las señales no-verbales mediante las cuales alguien les está pidiendo distancia.

Puede que se acerquen más o que se molesten a medida que la otra persona les señaliza que necesitan retirarse. Si un hombre que tiene apego del tipo ansioso no sabe ccómo entender ni aceptar sus propias necesidades de cuidado, puede que ataque a una mujer por haberlo rechazado. El típico  “Hola, guapa” en la calle seguido de un ‘tu sigue así, zorra’ es un ejemplo con el cual muchxs estaremos familiarizadxs.

Puede que no noten o se percaten o, en casos extremos, ni  siquiera se preocupen por el hecho de que alguien a quien quieren tocar se haya quedado de piedra, o está dando señales de paralisis y angustia. Por lo que a veces nos encontramos con que hay hombres que no piensan en si mismos como ‘hombres malos’ pero que sin embargo violan y agreden: a sus parejas, novias, esposas, o mujeres en una primera o segunda cita. (Esto es cómo ocurren la mayor parte de agresiones, por supuesto que: el ‘hombre saltando de entre los arbustos’, aunque más espectacular, es mucho menos común.) Puede que recurran a  situarse en posiciones de poder y dominación, porque las necesidades normales de intimidad, cuando estan distorsionadas y son negadas, se manifiestan de formas distorsionadas. Estan enredados en su propio sufrimiento y no saben identificarlo, o encontrar vias adecuadas para ello, y dadas las convenciones sociales mayores que ponen al hombre en el centro, este desequilibrio no se trabaja como tal sino que se proyecta hacia el mundo entero. Una sociedad que privilegia de forma activa, financiera, política, y social actitudes consideradas ‘masculinas’ – no-emocionalidad, fuerza, independencia- y activamente menosprecia formas que considera ‘femeninas’ -interdependencia, cuidados-, tiene pocas posibilidades para que esas actitudes sean abiertamente queridas, abordadas, y cambiadas.

En otro ejemplo, aquellos hombres con un tipo de apego preocupado-evitativo – que sienten la necesidad de cercanía  pero que les es muy difícil pedirlo y no esperan poder contar con otrxs de apoyo- puede que se quejen si se sienten rechazados, ejerciendo una presión silenciosa sobre las mujeres con las que están para que respondan a sus exigencias. Es posible que el novio malhumorado que se va enfadado cuando un deseo sexual no es cumplido esté teniendo una experiencia límbica de apego que tiene que ser atendida como tal, con madurez, de forma que se responsabilice de la situación y se esfuerce en sanarla en vez de proyectarlo haca fuera en la mujer.

Tipos de apego evitativo: aferrandose a la confianza

Aquellos con apego evitativo puede que sencillamente necesiten desarrollar armonía para poder aferrarse a la confianza que se les otorga. Es posible que en un principio quieran que las muejeres se les acerquen, y que comiencen a desarrollar confianza, pero luego no sabrán realmente cómo mantener viva la confianza una vez empiece a surgir, cosa que puede crear experiencias confusas y poco estables para todas las personas involucradas.

Cuando algún hombre tiene un tipo de apego resistente-evitativo es posible que simplemente no sepa como se sienten y como son los cuidados y el apoyo. Puede que tenga mucha dificultad a la hora de reconocerse y amarse hasta lo mas profundo de si mismo, y ni siquiera ser consciente de aquello que ha perdido. Es por ello que puede llegar a culpar a mujeres por ser ‘demasiado dependientes’ por no saber reconocer sus propias necesidades de cercanía y afecto hacia si mismo y lxs demás, habiendo aprendido a muy temprana edad que la cercanía es sofocante y que se ha de negar cualquier necesidad de ese tipo.

Es posible que no puedan percatarse de las necesidades de confort y conexión de sus propios cuerpos, lo cual puede resultar en ritmos cardíacos elevados y cambios neuroquímicos como los que ocurren en el tipo de apego ansioso, pero que de forma particular al apego evitativo le lleve a no comprenderlos ni reconocerlos, ya que a en su infancia aprendieron a reprimir por completo estas necesidades en elloxs mismoxs y en lxs demxs. Puede que no sepan como atender a sus propias necesidades ni a las de otrxs simultáneamente, una capacidad avanzada de cuidados.

Incluso sin actuar de forma invasiva, su tipo de apego puede interrumpir inadvertidamente la creacion de relaciones profundas, honestas y afectivas, en las cuales las mujeres con las que se acuestan o hacia quienes se acercan se puedan sentir emocionalmente seguras.

En esforzarse por ser buenas personas puede que establezcan ‘reglas’ (como ‘un hombre bueno no toca’) y que tengan una forma muy lógica de asegurarse de que una mujer quiera ser tocada, pero que sin embargo se les presenten mas dificultades a la hora de responder a sus señales no-verbales o incluso a veces para responder a sus señales verbales de necesidad de confort y apoyo, creando así un extraño limbo emocional.

Las necesidades de apego siguen ahí, pero quizás las transformen en cosas mas reconocibles: en vez de dar y recibir cuidados puede que busquen conexiones sexuales a la vez que se sienten completamente abrumados por cómo el amor físico está vinculado al amor íntimo o consumado. Es posible que sientan una enorme, paralizante culpa y vergüenza cuando alguien necesita su afecto, y que estallen, se congelen, u huyan. Es posible que hagan daño a personas a las que aman por mantener relaciones sexuales de una forma fria o distante, sin saber siquiera por qué lo están  haciendo.

Si un hombre con un tipo de apego evitativo siente aflicción interna cuando alguien importante para él expresa sus necesidades de cuidado (como la necesidad de confianza, fiabilidad , predisposición, cercanía, receptividad, afinamiento) puede que acuse a la mujer de ‘ser muy dependiente’ en vez de lidiar con esos intensamente consfusos sentimientos de vergüenza.

Hombres con apego evitativo quizás no noten las señales no-verbales confusas que emiten activamente desde el principio que impiden que surja seguridad en las mujeres que quieren apoyar y confortar, que en respuesta a ello se vuelven mas y mas desequilibradas en sus actitudes hacia ellos. Ya que la ‘ausencia de cuidados’ es tan solo una ausencia, puede ser difícil reconocerlo rápido. Cuando las primeras respuestas evitativas a una petición de cercanía no son percatadas como tal, según como nos enseña la cienca del apego, las ‘actitudes de protesta’- la angustia cuando las necesidades no son correspondidas- pueden aumentar en volumen e intensidad con el paso del tiempo, de maneras a las que ambxs contribuyen pero ningunx entiende. En una cultura patriarcal donde se valora el individualismo mas crudo  en lugar de interdependencia se vuelve demasiado fácil llamar ‘loca’ a una mujer apegada-ansiosa sin percatarnos de las respuestas evitativas que surgen paralelamente que contribuyen a ello, que son ‘enloquecedoras’. En otras palabras, la trampa ansiosa-evitativa es cosa de dos, pero la cultura patriarcal normaliza el estilo evitativo y estigmatiza el ansioso, allá donde aparezca.

Nada de esto es merecedor de un sentimiento de vergüenza; en esencia, todas las formas de apego inseguras están basadas en la no cuestionada creencia de que las personas no estarán ahí para ellxs cuando lo necesiten y que los cuidados son, por alguna razón, un problema en vez de ser entereamente deseable s y buenos. Lxs apegados evitativos ‘saben’ desde muy pequeñxs que el hielo se romperá, que la silla se derrumbará, que es mejor no probar. Las formas de apego inseguras no son elegidas, no son conscientes ni intencionales, y sería quedarse corto decir que no son fáciles de cambiar. Se merecen comprensión, compasión y empatía.

Vivir sin vínculos amorosos, de apego seguro es una de las experiencias mas solitarias del repertorio humano.

Cuidados comunitarios y transformación cultural.

La solución a esto no es añadir mas culpa y vergüenza. Y esto es muy complicado, porque las personas de apego inseguro tienen cerebros límbicos estructurados para la culpa y la vergüenza y pueden oir acusaciones donde no las hay. La solución no es humillar a las personas por sentir vergüenza. Al contrario, la solución implica una transformación total de nuestras relaciones sociales para permitir que vuelva a haber integridad plena en nuestro mundo. Sí, existen modelos de interdependencia sana si sabemos dónde encontrarlos y cómo reconocerlos. Pero nadie vive en un círculo brillante de luz, ni nadie vive en el oscuro abismo; es hora de dejar atrás estas dicotomías Eurocéntricas, occidentales.

Lo que necesitamos es un modelo de amor-propio paciente que saque la vergüenza a la luz, y donde la realidad sea la de tener a personas te aceptan incondicionalmente, que te responsabilicen de ti mismx, y que no se van a ir ninguna parte. Necesitamos un modelo judicial que reconozca la viva realidad de interdependencia y que aprenda a hacerlo bien, no una justicia basada en la vergüenza que nos asusta a todxs impidiéndonos observar nuestras sombras o aspectos mas débiles en un mundo en el que se espera que los hombres anulen partes de si mismos desde muy pequeños.

La solución, desde el punto de vista tangible, son los cuidados comunitarios y una enorme conscienca de que muchxs de nosotrxs no hemos recibido respuesta a nuestras necesidades en momentos esenciales para nuestrx desarrollo, lo que significa que no hemos salido de esas etapas y tenemos que hacerlo ahora. Una sanación colectiva es posible. Podemos sanarnos cuando nos sentimos capaces de bajar la guardia, exponiéndonos plenamente en una comunidad humana, sin caparazones ni corazas, y sintiéndonos gustadxs, aceptadxs, vistxs, sostenidxs. Esto es un cambio sistémico, un cambio espiritual, que se produce en el epicentro de nuestra cultutra, vivida día a día.

Una vez se pueda reducir la vergüenza a niveles mas manejables, tanto personal como culturalmente, las personas pueden llegar exponer mas abiertamente su aspectos mas crudos confiando en que serán aceptadxs, y pueden responder a las necesidades de otrxs en vez de congelarse y volverse defensivxs, invasivxs, o paralizadxs.

Dándoles la vuelta a los dones: una cultura masculina de cuidados.

La respuesta a todas estas dificultades es hablar abiertamente sobre los cuidados: cómo son, cómo se sienten, cómo pueden aprender los hombres de otros hombres que ya saben cómo practicarlos, en vez de comunicarse a través de las mujeres o de ir aprendiendo torpemente durante años a base de ensayo y error.

Las respuestas simplistas que resultan de dar vueltas torpemnte no ayudan: por ejemplo, algunos hombres quizás intenten evitar dar cuidados y proteger a mujeres por miedo a estar  ‘white knighting’, que se puede entender como ser ‘heróicos caballeros que van al rescate de la mujer afligida’. Pero estar ‘white knighting’ no es sinónimo a ‘todas las formas de protección’. Estar ‘white knighting’ significa actuar protectivo de maneras no armónicas . Decirle a una mujer de manera paternalista lo que necesita en vez de escuchar lo que tiene que decir es estar ‘white knighting’. Para dejar de hacer ‘white knighting’ no dejes de proteger; sencillamente protégela a la vez que la escuchas y que la crees. Protégela, activamente, de la forma en la que ella quiera ser protegida, y no de formas que no quiere. Proteger a las personas que te importan -de maneras afines y receptivas a sus necesidades reales-  es un aspecto normal, necesario y sano de los cuidados. Solo es posible este tipo de confusión en el solitario páramo de adivinanzas y torpezas.

¿Por qué no hay niguna institución decente para hombres que enseñen capacidades de cuidado a otros hombres?

Los hombres tienen que hacer este trabajo con otros hombres -no solos, y no en vez de hacerlo con mujeres, sino además de, en relaciones responsables con y hacia mujeres. Nuestras instituciones tienen que concebir este trabajo como valorable y gratificante: financiarlo, darle prestigio, otorgarle voz a través de ponencias, y fomentar trabajos en la enseñanza de cuidados. Lee la frase unas cuantas veces. Parece imposible, ¿verdad?.

La absurdez de esa frase es indicativa de que puede que quede mucho hasta que una masculinidad afectiva de cuidados sea reconocida y premiada socialmente de la misma manera que es premiada la actual masculinidad intelectual abstracta.

Mientras tanto, los hombres deben trabajar esa sanación a diario, de puertas para dentro, recogiendo los frutos de tener a mujeres y personas de todos los géneros a su alrededor sintiéndose segurxs, y de haber cultivado su amor propio y hacia otrxs.

La maravilloso recompensa de crear vínculos seguros es el cálido brillo de encontrar un sentido y propósito que emerge en estos espacios de confianza.  Un círculo interno de confianza y vulnerabilidad permite movimiento y reposo: permite que las abejas vayan y vulevan de la colmena con libertad. Crea refugios a apartir de la familia escogida y de una amada comunidad, de la cual surgen la acción, desafíando al racismo, al sexismo y a la violencia institucional con seguridad, creando una red de seguridad para sostener los cuerpos y las almas de otrxs, siendo este el cimiento que permite tomar riesgos.

Lo opuesto a la cultura de la violación masculina es una cultura masculina de cuidados. Este trabajo le toca hacerlo a los hombres, aunque sea necesitado por personas de cualquier género con hombres en sus vidas. La recompensa están esperando.

¿Eres un hombre afectivo que cuida? ¿las mujeres en tu vida -pareja, hija, hermana, amiga, compañera de trabajao, madre- te dicen o muestran que les haces sentirse execepcionalmente seguras y cercanas y cuidadas? Si es así, ¿cómo aprendiste? ¿Cómo se generan espacios para hombres que quieren tener este tipo de conversaciones?

Todos los homres a quien hice esta pregunta dijeron que ‘ambos hombres tendrían que querer hacerlo’. El miedo a la cercanía, los códigos de conducta masculina, las señales inferiores de su cerebro reptiliano que se mandan entre ellos, son reales y son parte de este gran matrix. Pero muchos hombres están teniendo dificultades afrontando estas preguntas, aislados en sus pequeñas corazas.

Hay tres razones por las que los hombres tienen que hacer esto con otros hombres, a pesar de las dificultades de hacerlo. En primer lugar, los hombres entienden mucho mejor que las mujeres lo que implica ser hombre, y se pueden enseñar los unos a los otros a la vez que entienden como se siente ser hombre y teniendo compasión los unos por los otros. Otra razón por la que deben hacerlo con otros hombres es por que, realmente, las mujeres no se pueden ocupar de sanar y cuidar a hombres a la vez que tienen que protegerse de la violencia y negligencia masculinas, que sieguen siendo endémicas y, por lo tanto, parte del dia a dia de las vidas de las mujeres. Finalmente, una de las grandes distorsiones del espíritu humano en nuestra cultura es que el hombre vive en aislamiento, pensando que pueden y deben solucionar sus problemas a solas, que no deben necesitar de otros. Saltandonos la barrera que impide que los hombres hablen entre ellos sobre emociones es en si un cambio fundamental, un cambio que reduce sentimientos de vergüenza y culpa.

Entonces, ¿cuándo saber que los hombres a tu alrededor -el amigo con el que acabas de quedar para tomar algo, tu compañero con el que has colaborado en varios proyectos durante años, tu compa de hockey- puedan estar silenciosamente confusos y sedientos por este tipo de conocimiento?

¿Cómo puedes dar señales de disponibilidad, para dejar saber a los hombres en tu vida que estás haciendo esto, para que aquellos que quieran aprender sobre cuidados se puedan juntar? Es tan sencillo como crear un cículo de debates de hombres basado en este artículo.

Puede ser tan sencillo como compartir este articulo, y preguntar, “¿esto te pasa a ti a veces?”

Puede ser tan sencillo como enviarle este artículo a alguien que conozcas, y decir “estoy disponible.”

Puede ser tan sencillo como compartir este artículo, y decir “estoy aquí.”

 

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With gratitude to birdgehrl for the translation / Traducción realizada por birdgehrl

Read More: For Men* Who Desperately Need Autonomy

Recursos:
Hold me Tight, Sue Johnson
A General Theory of Love, Thomas Lewis, Fari Amini and Richard Lannon
Attached, Amir Levine and Rachel S.F. Heller
Wired for Love, Stan Tatkin, PsyD

Bell Hooks, The Will to Change: Men, Masculinity, and Love

Puedes descubrir tu tipo dr apego en este cuestionario/quiz.

Portuguese version: O Oposto da Cultura de Estupro é a Cultura de Acolhimento
English version: The Opposite of Rape Culture is Nurturance Culture

http://www.ted.com/talks/tony_porter_a_call_to_men?language=en

*hombres: quiero aclarar que estoyusanfdo esta palabra de forma inclusiva de la comunidad trans, refiriéndome a todo aquel que se identifique con ser masculino. He decidido no escribir ‘hombres y hombres trans’ etc en el artículo porque, según tengo entendido y me han dicho, los hombres trans no nocesitan su propio indicador ya que eso implicaría no ser ya parte del indicador principal. Soy consciente de que hay diferentes opiniones acerca de cómo hacerlo bien; ser una mujer cis me impide saber exactamente cómo hacerlo, estoy abierta a sugerencias así que decidme si así esta bien. Por ahora, mientras no reciba comentarios acerca de ello, usare este método que fue el que más sentido ético tenía para mí cuando di con él.

Imagen de Puung usada con autoricación de la artista. Puedes ver más aquí:  http://www.grafolio.com/puuung1/illustration.grfl

Si creas un círculo de debates de hombres para debatir éste artículo, por favor dímelo 🙂

La autora reconoce con gratitud que muchas de las ideas principales del artículo surgierion en colaboración con Max Haiven. https://www.facebook.com/MaxHaiven/?fref=ts

 

 

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4 thoughts on “Lo opuesto a una Cultura de la Violación es una Cultura Afectiva

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